domingo, diciembre 31, 2006

Soneto salmódico

Raniero Cantalamessa fue el predicador de Juan Pablo II (no sé si lo es ahora de Benedicto XVI). Tiene publicados algunos libros de teología maravillosos. Una sugerencia suya en El misterio de la Navidad es que, como la Virgen María, podemos componer oraciones propias partiendo de los salmos, como hace Ella en el Magnificat. He aquí el resultado. Los versos no son míos, son de ese maravilloso poemario de la Biblia.

Un silencio sereno lo envolvía
todo al mediar la noche su carrera.
A la hora exacta vino ella a la era
y acampó entre nosotros la alegría.

Sube y contempla la luz que te envía,
la no perecedera y más certera.
Que quién iba a pensar que Él naciera
de una doncella, la Virgen María.

Mensajero del designio divino,
al alba vino el amigo de amigos,
el Príncipe, el Rey, Yahvé se ha encarnado.

Amaneció el día y con él vino
el vino, el agua, espinas y trigos.
Nos ha nacido un día sagrado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Artemi, cuánto tiempo ya. ¿Bien las Navidades? me alegro hommbre, espero que estés descansando, que para eso están. Muy buenos los versos estos, aunque la enhorabuena no sería para ti. La verdad es que en la Biblia hay cosas muy buenas. Saludos, y hasta otra.

PD.: Borra el mensaje de arriba, porque es d epublicidad.