lunes, abril 07, 2008

La otra gente, de Pedro Antonio Urbina


Últimamente estoy teniendo gran suerte con los libros que van cayendo en mis manos. Hoy me terminé La otra gente, de Pedro Antonio Urbina (Fundación de Cultura Andaluza, Sevilla 2007)
El cuento, ese género peculiar, híbrido, entre lo narrativo y lo lírico, alcanza en este libro una belleza y un lirismo, una hondura y una sencillez que me han dejado asombrado y lleno de júbilo. Me gustaría ir comentando cuento por cuento, pero como cansaría lo haré sólo con unos pocos. En todos ellos la voz narrativa es la de un niño que inicia ese viaje en la vida tan doloroso. De ahí el título y ahí el gran acierto del autor, un chico con una sensibilidad exquisita que dice las cosas como sólo las puede decir un niño, descubriéndose en contraste con los parientes y personas que lo rodean. El tono iniciático del volumen queda explicitado en el primer cuento, "El tren", en el que al paso del mismo él no se agarra al tronco como hacen todos los demás, como hacía él mismo hasta aquel día. Hay algunos temas que se repiten, como el de la muerte ("Muere con el sol") Donde está mostrado de forma más bella es en dos cuentos en los que me quisiera detener: en "Otro tiempo", el abuelo le cuenta a él y a su hermana historias increíbles sobre México y Pancho Villa y Zapata, historias más reales que si hubieran ocurrido de verdad, y "El paseo de los plátanos", uno de los cuentos más redondos, donde él y su amigo se dan cuenta de que la rutina les tenía engañados y que uno no se da cuenta de lo que ama y necesita de las personas hasta que éstas ya no están. En "El hombre de las cinco treinta" sucede algo parecido. El amor es, lógicamente, otro de los grandes temas que ocupan las páginas. "Cangrejos" me ha recordado aquel cuento de Chejov, que leí hace años, "El beso". "Luz de cerilla" es bellísimo, pero con un poso algo amargo. Otro tema omnipresente es el dolor en el niño, pues no olvidemos que se trata de un conjunto de cuentos iniciáticos; "El payaso", "La Boda", "Nadie es nuestro"... El niño va descubriendo que la existencia es dolorosa, que las personas cambian, a veces no como nos gustaría, que la gente desaparece, que no todos advierten la belleza en el campo, en el otoño, o en la música como lo hace él. Magnífica prosa, nada decadente, cuentos con poso. Literatura grande en su brevedad. Poesía. Noventa páginas de excelente poesía.

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