martes, abril 10, 2007

Roma y el Trastevere


He estado diez días en Roma. Han sido diez días inolvidables, como todos los que paso en Roma, ciudad a la que siempre que puedo vuelvo. En mi siguiente entrada haré unas reflexiones sobre "Roma y el Barroco", pues si algo llama la atención en la ciudad eterna es el barroquismo de todas sus manifestaciones artísticas e incluso cotidianas, pero hoy me gustaría hablaros de mi barrio preferido de Roma, el Trastevere.
El Trastevere es un barrio situado "más allá del Tíber", traducción literal. Es un barrio popular, sencillo, por sus gentes, sus construcciones (no hay ningún gran palacio) y lleno del ruido de niños jugando, de la música de los bohemios, de jóvenes entreteniéndose, de herreos trabajando... en definitiva, de la magia de lo cotidiano con sus siglos a cuestas. Lo que más me gusta de Roma es perderme por el laberinto de calles de este barrio singular, por sus calles estrechas que desembocan en fabulosas plazas, pasear sin rumbo por sus cuestas empedradas, hablar con el hombre del taller con cualquier excusa (una dirección, un bar), dejarme envolver por la tenue luz de las farolas al anochecer...
En la plaza que veis me ocurrió hace un par de años algo que me transformó en protagonista pasivo de una película cualquiera del neorrealismo. Todo lo que voy a contar es tan simple como cierto. Yo estaba sentado n las escaleras de la estatua del centro de la plaza. Mientras unos personajillos de los cuentos hacían malabares unos niños jugaban al fútbol con un señor mayor que hacía de portero. La portería era, ni más ni menos, el portón que veis a la izquierda de la plaza (puerta de la que en un momento dado salió una anciana, sin duda para hacer sus compras, que en vez de enfadarse saludó cariñosamene a nuestro querido y maduro portero). Pasó el tiempo, yo contemplaba la escena, y decidí tomarme un café (esquina más cercana). Una vez allí sentado, entró el portero. El portero era el cura, párroco del lugar, que jugaba con los monaguillos o fielecitos de su parroquia. Todo, junto a la basílica paleocristiana de Santa María, la más antigua de Roma. Esto es todo, pero si lo pensáis, la poesía que posee esta estampa es el mejor retrato de lo que es un barrio inolvidable como el Trastevere y una escena perfecta para un Visconti del siglo XXI.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda Roma es una ciudad interesante, cuando yo fui me gustó mucho, aunque no pase por el barrio que mencionas aunque por la forma en que lo describes, me arrepiento de ello.
Éste pequeño relato es interesante y ameno, así como tu forma de escribir, por lo que me ha gustado mucho.
Por favor, sigue escribiendo, tu blog es divertido y alluda a quitar, de alguna forma, el estres acumulado durante el día.

un saludo

taitotean

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=x7KikmmjOqU