lunes, mayo 19, 2008
La gloria de los niños, de Luis Mateo Díez
Acabo de terminar La gloria de los niños, de Luis Mateo Díez (Alfaguara, Madrid 2007). Estuve a punto de dejarlo el otro día, me hizo pensar y todo acabó en un poema. Hoy, que he vuelto a cogerlo, me he dado cuenta de que habría sido un error no hacerlo.
El protagonista, un Ulises niño con una misión. Ésta se cumple porque así como el griego era piadoso, virtuoso y valiente, lo mismo puede decirse de Pulgar, que además de todo eso es un niño, con todo lo que esto supone. La niebla da a todo el relato ese ambiente mítico, y la voz del Hada Madrina nos recuerda la verdad que encierran la sabiduría popular y sus cuentos. Sin ella Pulgar no habría cumplido su misión. La piedad es la que hace que Pulgar, decidido, cumpla el encargo de su padre. La virtud, la que lo hace posible. Su infancia, su inocencia, parecen hacer entender que sólo se puede ser así, valiente, piadoso, virtuoso, en esa edad. Yo no lo creo, y si mi interpretación es correcta, la única falla de esta magistral novela. El último capítulo, tan intenso, una manera original y bella de acabar una novela, abriéndola al lector al tiempo que cerrándola.
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