lunes, junio 09, 2008

Tres rosas amarillas, de Raymond Carver


Acabo de terminar Tres rosas amarillas, de Raymond Carver (Anagrama, Barcelona 2005). Lo que más admiro en el americano es la capacidad de mostrarnos el vacío existencial de esas vidas llenas de desamor, ex mujeres, ginebras y seres solitarios. Pueden parecer cuentos trágicos (sin duda lo son) que nos proponen una concepción del hombre amarga y vacía. Creo que lo que Carver nos quiere decir es precisamente lo contrario, que el hombre no es como los personajes de sus cuentos, pero que si se despista puede acabar como ellos, estando en realidad llamados para algo mucho más grande. Esto lo intuí cuando leía Si me necesitas, llámame(Anagrama, Barcelona 2004).
Es justo el título que algunos le otorgan, el “Chejov americano”. La estética del que algunos llaman "Realismo sucio" es muy similar en ambos autores. Hace poco leí Sin trama y sin final: 99 consejos para escritores (Alba editorial, Barcelona 2005) de Chejov, y lo podría haber escrito el propio Carver. Sin embargo adivino en el americano una trascendencia (por negación) que también descubre Javier Aranguren en un precioso capítulo de Los paraísos encontrados (Eiunsa, Madrid 2004).

1 comentario:

Anónimo dijo...

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