lunes, junio 18, 2007

Madrid era una familia


No vi el partido en mi querida barra no virtual, la de la Parisiena, y es que no me gusta llegar demasiado pronto a los sitios, me parece descortés. A las nueve no cabía ni un alfiler en la cafetería. Pero como mi barrio es rico en barras bajé por Cavanilles y a la altura de Juan de Urbieta encontramos uno magnífico.
Los tipos que allí estaban eran los prototipos o protohombres que hay en todos los bares a la hora de ver un partido: estaba el "objetivo", el "exaltado", los abuelitos sabios, los macarras graciosos, el amargado del atleti... Con frases castizas y cañas generosas fuimos pasando bien el mal rato que hasta que marcó Reyes sufríamos los madridistas.
Si vivís en Madrid sabréis que esta ciudad se convierte en una gran familia cuando ganan los blancos. De camino a la Cibeles vas saludándote con todos, abrazándote con algunos y cruzando palabras con otros. Cualquier gesto se merece un aplauso; una chica asomada a un balcón es vitoreada, un pequeño con camiseta del Madrid aplaudido, un basurero trabajando merece gritos de encomio y solidaridad...
Una vez que llegas a la Cibeles todo es fantástico. El perfil social tan amplio como el de una ciudad de millones de habitantes, las razas y colores de la piel, tantos como los que hay sobre la tierra. Y todos hermanados, dichosos miembros de una misma familia, somos todos iguales; el pijo del barrio de Salamanca y el de Vallecas ese día son amigos, la abuela de 70 y el macarrilla de 15 con más piercings que pelos en los huevos, el hermano inmigrante y el tonto con la bandera del pollo, que nunca falta, en ese día, esa noche, mágica, explosiva, blanca, se hermanan; Madrid es una familia y todos hermanos.
Y como en toda familia hay un gilipollas, pues eso, ahí están los que la montan, los que tiran litronas a los malos y etc, etc. Pero eso es una manchita y en todas se cuecen habas y me quedo con lo demás. Por otra parte, tampoco está mal que la poli nos monte un juego de noche, un polis y cacos más verídico que el de nuestra infancia. Gracias a todos, también a las fuerzas de represión del estado, por sus juegos con pelotitas de goma.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó esa noche, como dices, todos hermanados en cibeles, hablabas con el pintas que se fumaba un porrillo subido a un semáforo, al que en otra ocasíon calificarías de pijo, esta vez lo calificas de amigo del alma. El Madrid junta pasiones, y lo hizo ayer al ganar su trigésima liga...
no crees?

Anónimo dijo...

Así es; si algo nos une a todos es el fútbol. Ojalá fuera la poesía, el amor o los pájaros del cielo, pero hay que conformarse con el fútbol y tampoco está mal del todo.

Anónimo dijo...

Artemi:
Ya sabes que coincidimos en pocas cosas, eso sí, las justas y necesarias. Y el Madrid (junto con el Liverpool) es una de esas. Tienes toda larzaón al decir que ojalá hubiera más cosas que nos uniesen, pero vamos a aferrarnos a las que lo hacen como un clavo ardiendo, porque no nos sobran motivos.
En cuanto a Cibeles, es muy divertido el ambiente, y eso que la última vez que me pasé por allí juré que no volvería, pero cuatro años de hambruna hacen que las tripas reclamen su porción de orgullo vikingo.
Mira que te busqué, pero no te hallé.
En fin, de esta liga me quedo con dos cosas: el ejemplo de señorío y profesionalidad de Beckham y Raúl, denostados y callados; y con el coraje y pundonor de todo el equipo, lo nunca visto.
Bueno Artemi, a ver si me encuentras tú.
Charles F.K.

Anónimo dijo...

me gusta pero hay una cosa que no. en vallecas tambien hay pijos ( pocos y no tan adinerados como los del barrio de salamanca, pero los hay y mas de lo que os imaginais).