sábado, octubre 06, 2007

Se ponchan llantas gratis

Ayer, rondando las doce de la noche, en la "Elipa", un polideportivo que está cerca del barrio, me acordé de la frase que da título al post. Lo leí en México D.F., aquella maravillosa ciudad donde amablemente se invita a no aparcar en algunos lugares con el simpático y justamente irónico mensaje citado. Nuestras almas economistas prefieren el "Prohibido aparcar" o el amenazante "Avisamos grúa".
El caso es que un amigo pinchó. Intenté ayudarle a cambiar la rueda, pero si no habéis cambiado nunca una rueda os aseguro que no es tan sencillo. Yo leía el libreto y mi amigo iba haciendo... Menos mal que llegaron unos coleguillas con tatuajes, pendientes y ese hablar peculiar del sur de Madrid. Les dimos tanta pena que pararon y nos cambiaron entre ellos dos la rueda (los tres niños que estaban en el coche, muy educadamente, miraban a sus papás, seguro que orgullosos, sentados en un césped cercano). La habilidad de ambos, la gracia con que sorteaban las dificultades -falta de luz, la tuerca de seguridad que no aparce...-, y el absoluto desinterés con el que cerca de la medianoche hacían aquellos hombres esa labor verdaderamente humanitaria, me hicieron pensar en Ithaca (California), en Bucarest, en lo maravilloso que es mi barrio y sus alrededores y en que si yo fuera uno de aquellos chicos también estaría orgulloso de mi papá.
Mi amigo me dijo, en broma, que al verlos llegar pensó que se iban a llevar el coche o algo así. Y es que sin querer y en broma y tal, pero juzgamos demasiado. Nos pasamos el día juzgando a los otros. Crash, la peli, nos recordaba que lo esencial es invisble... Aquel Principito con tatuaje y barba de tres días me dijo, cuando sinceramente agradecido le dije que no sabía cómo pagarle (qué vulgaridad, ahora que lo pienso) que ayudara a "alguien cuando lo viera con una necesidad"
Y yo, que tengo como costumbre pagar mis deudas siempre que las recuerdo, me fui esta mañana con tres amigos a echar una mano en una residencia de ancianos que hay en doctor Esquerdo, casi esquina con Odonel (perdonad, pero no encuentro el rabito en este porátil que me han dejado). Juanito, que nunca supo hablar y que ronda los 70 años ha estado toreando, nos ha llevado a su cuarto y nos ha enseñado con emoción su torero cosido y unas fotos que tiene con un traje de luces. Estaba emocionado, muy contento. Muy agradecido, como todos los viejitos a los que he ayudado y servido en la comida. Lo que no saben es que han sido las mejores horas de mi semana.
Gracias, hombre del tatuaje, gracias, amigo del hombre con tatuaje, gracias, hijos del hombre con tatuaje, por aguantar media hora sin quejaros, aunque fuera tan de noche. Gracias, Juanito, por tus naturales con el cojín de la sala de estar, gracias, viejitos, por todo lo que disfruté esta mañana.

2 comentarios:

Tinta y Ceniza dijo...

Estamos intentando tomar fuerza de nuevo con el nicio del nuevo curso, esperamos que entreis por allí de vez en cundo. Sbeis donde nos encontramos:
Tintayceniza.blogspot.com

Anónimo dijo...

Artemi, estas muy parado. a ver cuando nos pones algo mas, que tus seguidores te hechamos de menos. Entiende que no conozcemos muchos mas blogs con un clima tan de bar de barrio por internet. Espero que sigas publicando, que aunque algunas veces no comentemos nada no significa que no te sigamos. Bueno genio, a pasarlo bien y seguir escribiendo.