Acabo de terminar este poema que empecé por la mañana, y qué mejor que compartirlo. Es, como siempre, un borrador. Está en alejandrinos, con rima asonante:
Mi infancia son recuerdos de aquella alameda
tras una hermosa niña, un balón, un cometa.
Mi adolescencia, risas (confusas) y cerveza
y museos y poemas y amigos, los de veras.
De mi juventud ahora, nada se me recuerda
pues inmerso y contento canto y vivo en ella.
A un paso de los treinta, aún soy veinteañero
aunque seis meses distan para dejar de serlo.
He procurado ser (aún sigo en ese intento)
no en ese buen sentido de la palabra, bueno.
Corre en mis venas sangre de aquel hombre, eterno
que descendió a la tierra y nos dejó perplejos.
Mi madurez incierta es un breve futuro
lleno de ilusión, sueños, algún cambio de rumbo.
Quijote sigo andando, lanza en ristre, mudo
contemplando en silencio y sonriendo, el mundo
con sus cuatro estaciones, en este otoño puro
de mi alma sale un grito; eco es el poema suyo.
4 comentarios:
hey juan se te da bien;no seas modesto podrias llegar.¿lejos has publicado algo?
Si no lo has hecho deberias, aunque solo sea por el placer de escribir.
Gracias.
no hay de que
si señor, que bueno es.
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