domingo, junio 28, 2009

Truman Capote


En estos últimos días han caído en mis manos dos libros de Capote. Ambos me han parecido una genialidad. Estaba a punto de lamentarme de no haber conocido a este autor antes, pero ahora que lo pienso me siento afortunado: un autor más con un montón de títulos para disfrutar.
El primer libro que leí fue El arpa de Hierba, escrito en 1951. He manejado una edición de Debolsillo (Argos Vergara, Barcelona 1980, traducción de Joaquín Adsuar). Lo primero que destacaría es el acierto de la voz narrativa, el lirismo de toda la obra y el fino humor que se destila en todas las páginas. El libro encandila desde su primera página. El arpa de hierba, esa loma, cuenta realmente las historias, aunque esta no llegue a través de voz de Collin. La novela, con todas sus imágenes oníricas (el baño en el lago, la casa en el árbol, etc). es, en su simpleza, un prodigio.
La novela está dedicada a miss Sook Faulk (Dolly en la novela), personaje real que aparece también en Tres cuentos y que es una señora soltera y algo excéntrica pero ingenua que marcó la infancia del escritor americano. Novela con un determinante factor autobiográfico, por tanto.

Tres cuentos. Un recuerdo navideño, Una Navidad, El invitado del día de Acción de gracias (Anagrama, Barcelona 1998) me ha gustado quizás más que el anterior. Los cuentos son aparentemente muy sencillos, pero de nuevo la voz narrativa es uno de los grandes aciertos de estos cuentos, la sencillez de estilo, lo mejor, la profundidad y sinceridad, entrañables, el personaje de miss Sook, de nuevo, extraordinario. Buddy (Truman capote) recuerda su infancia desde la perspectiva de los años, como en El arpa de hierba, lo que le concede al libro una aureola melancólica muy bella y eficaz. De los tres cuentos me quedo con el último, bueno no, con el primero, mejor, con el segundo... ¡Con todos!

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