No traiga la escritura, ni el lenguaje
ofenda con vocablos exquisitos,
porque si ha de imitar a los que hablan,
no ha de ser por pancayas, por metauros,
hipogrifos, semones y centauros.
Y va el chulo de don Pedro y comienza su obra maestra con el conocido "Hipógrifo violento". Y seguimos leyendo. Y entre todos, entendemos la obsesión romántica por esta obra; si hay una palabra que pueda ser sinónioma tanto de La vida es sueño como del Romanticismo es la palabra Libertad. Y seguimos leyendo, y asombrados, nos damos cuenta de que el dolor y la angustia existencial de Segismundo posee una modernidad extraordinaria, e incluso no atrevemos a decir que la rabia que le da a Segismundo el hecho de que Rosaura le espíe en un momento de debilidad, de fragilidad, puede estar hablándonos del carácter introvertido del propio Calderón, o de cualquiera de nosotros. Y continuamos, y descubrimos el dilema moral que se le plantea a Clotaldo: o ser leal al rey o ayudar a su hijo (en realidad hija). Pero leemos un poco más y vemos la ambición, la pasión, el honor y el amor encarnados en personajes y acciones... y otro alumno sugiere que la obra se desarrolla en Polonia para desubicar, y así universalizar, todos estos temas de los Calderón tiene algo que decirnos. Y se nos ha pasado una hora y pico volando, leyendo unos maravillosos versos sobre unos asuntos que a todos nos interesan enormemente. Cada uno por nuestra cuenta acabaremos la lectura. El próximo miércoles volveremos a hablar. Y volveremos a contarnos lo que cada uno ha descubierto. Así da gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario