sábado, marzo 27, 2010

Cosas

Aunque hoy no es mañana, os decía en la anterior entrado, que debería ser la de ayer, que os contaría de la entrevista con Luis Alberto de Cuenca. Cordialidad. Afabilidad. Cultura. Arte de la conversación. Resumiros dos horas de charla sobre poesía, cine, tebeos, música, carreras, traducciones, radio, vampiros, Ítaca e Ítaca y un larguísimo etcétrea es imposible, de modo que tendréis que leer Ítaca (je, je).
En los últimos dos días me han pasado unas cuantas cosas interesantes. He leído Oír la luz, de Sánchez Rosillo, libro que me ha causado una honda emoción y del que os hablaré con más calma, ha caído en mis manos el número que Renacimiento dedica a Chesterton, y aunque no he empezado a leerlo, ya me doy envidia a mí mismo. He comprado un libro de Roger Wolfe, por fin: buscaba otro libro y me topé con éste. Leí los primeros poemas y no dudé. Conseguí al fin que mis alumnos me odiaran definitivamente (no creo que les dure demasiado). Volví a ver, esta vez con unos amigos, Esto es ritmo!, impresionante documental por su sentido común sobre la cuestión pedagógica, pero antes que nada, belleza 137 minutos, belleza sin descanso, me voy a apuntar a unas clases de danza. Miguel ha retomado Tinta y ceniza, así que visitarlo de vez en vez. Estoy releyendo, como siempre por estas fechas, El libro de la pasión, de Ibáñez Langloise (por cierto, la antología de Númenor es excelente). Me llamó un amigo con el que hacía mucho tiempo que no hablaba y resulta que está haciendo su trabajo de investigación (es filólogo) sobre la adaptación al cine de No es país para viejos. Hablamos largo y tendido sobre el viejo Cormac. Mañana me voy a Fátima. Ahora, a dar un paseo.

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