Vuelvo a sus poemas constantemente porque intuyo en esos versos algo de lo que tenían los profetas de otros tiempos y porque tengo la esperanza de descubrir algo nuevo en sus versos releídos tantas veces.
Como estoy leyendo a Hayek (no sé si por conocer al enemigo o por lo que me pueda aportar) me acordé de este poema, una genialidad, y me acordé también de su blog y unos geniales textos que sobre esta cuestión allí tiene. Os invito a visitar su blog y a rogarle que esciba más a menudo allí, pues lleva tiempo sin regalarnos algunas de sus perlas. Sin embargo, os animo a leer su poesía. En renacimiento, su antología puede servir para abrir boca.
Contra Utopía II
Han vuelto a emborracharse los marinos:
otra vez hablan de un país incierto
que dicen conocer. En esa tierra
no existe la codicia y sólo leyes
benignas la gobiernan. Eso dicen.
Pero no se pondrán jamás de acuerdo
sobre el lugar exacto en que se encuentra.
Los más osados quieren que mi reino
se asemeje al país de sus visiones,
y se ha creado una hermandad secreta
cuyos fines no ignoran mis espías.
Pero con esas gentes es preciso
tener cordura: que hablen. Si existiera
su soñado país, sería un fraude:
ningún hombre en sus fábulas he visto,
sólo un plan sin relieve y una vida
sin amigos, caballos ni horizontes.
Sólo he visto un poder que odia la sangre,
y predestinación, y ley que dice
derecho y no deber, y ley que castra.
Que los marinos beban cuanto quieran:
si existe ese país que ofende al hombre,
asolaré en justicia sus dominios.
1 comentario:
¡Bello poema! Y bellas ideas...
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