lunes, noviembre 27, 2006

Me acabé La república, las religiones, la esperanza, de Sarkozy. Es un libro muy interesante (a pesar del prólogo, que además de estar mal escrito es insulso, aburrido, repetitivo y totalmente prescindible, menos mal que no lo leí hasta el final, quizá si lo hubiera hecho antes lo habría abandonado). Y es interesante porque analiza desde una perspectiva muy distinta, aunque tremendamente parcial, el hecho religioso. Francia es un país muy distinto del nuestro, con mayor cultura, en general. A veces digo, medio en broma medio en serio, que somos una mala copia de nuestros vecinos. No sé porqué pero esto escuece bastante a la gente. El caso es que el libro se lo deberían leer los políticos de nuestro estado, que cualquiera dice país. Aprenderían, al menos, a ser más tolerantes y más sensatos. No me han gustado dos aspectos del libro que, como se verá, no son triviales:

- En primer lugar, el utilitarismo y pragmatismo con el que juzga, alabando, el hecho religioso. Le parece fantástica la religión por los beneficios que aporta al estado, aunque sea, eso sí, en cada individuo en particular; le parece fantástico que el musulmán francés tenga una esperanza trascendente porque así molesta menos: “En Francia por doquier, y en mayor medida en las barriadas que concentran todas las desesperanzas, es preferible que los jóvenes tengan esperanza espiritual en vez de tener en la cabeza como única ‘religión’ la violencia, la droga o el dinero”; le parecen fantásticos los credos porque:"La religión ofrece un gran servicio a la sociedad, dota a los hombres de la esperanza espiritual que el Estado no puede darle"; ¿le parece maravillosa la religión por el dinero que ahorra al estado?: "Si la Iglesia no se preocupara de los más pobres, ¿quién podría hacerlo?". Es una lectura un poco radical, pero recuerdo que ahora estoy señalando lo que no me ha gustado del pensamiento de este político.

- En segundo lugar me parece paradógico que alguien que diga algo tan inteligente como : "No hay unos que sepan más que los otros. Los sabios son quienes aceptan la parte de misterio que lleva en sí cada existencia. Los sabios no son los que tienen las respuestas", hable, después, con un tono bastante prepotente y dogmático dando respuestas a todos esos misterios de la existencia. Definitivamente, no es un sabio.

Es un libro que recomiendo, pero al que encuentro tantos "peros" como aciertos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Haría un comentario más largo pero la vida da para lo que da aprovecho un hueco y lo disparo a quemarropa. La esperanza es muy importante... creo que eres injusto, está poniendo límites al Estado-providencia y eso es muy interesante. Creo que has aceptado, sin criticarla, su definición de sabio, sabio es el que tiene respuestas, me temo que hay un uso alternativo del "sólo se que no se nada" que no es una especie de quinta columna del pensamiento débil. Sabio es el que sabe plantear bien las preguntas, una pregunta bien planteada está casi respondida. Sí, y sí, los sabíos son los que tienen las respuestas, claro que sí. Sino, ¿quién las tiene? ¿el voluntarismo político? Por cierto, has dejado al poema del post anterior en paños menores, tú. Jaime