martes, mayo 22, 2007
El Príncipe, de Maquiavelo
Últimamente, en mis clases de literatura, han salido nombres como los de Maquiavelo y Castiglione, Valdés (Alfonso), Erasmo o Tomás Moro, y más recientemente, Gracián, Quevedo... Todos ellos escriben ensayos, tratados, sobre como debe comportarse un gobernante, político o noble en general. Un alumno, al que le estoy muy agradecido, me dejó El Príncipe, de Maquiavelo, por si encontraba algún fragmento adecuado para leer en clase. Como el tiempo apremia, no he podido hacerlo, pero sí lo he releído. Para su lectura he intentado enfrentarme sin prejuicios, como los humanistas del Renacimiento, y lo mismo haré después con El Héroe, y El Discreto, de Gracián, con El Cortesano, de Castiglione, etc.. Aquí están las conclusiones de mis lecturas.
Pienso que El Príncipe ha sido uno de los libros más influyentes de la humanidad, y me remito a la práctica política habitual. Escrito en 1513 y dedicado a Lorenzo de Médicis (quien, por cierto, lo encarceló y de quien jamás recibió sus favores) está escrito con una prosa sencilla, serena, clásica, dentro de los cánones estilísticos del Renacimiento: "No he engalanado esta obra con flores retóricas, ni con palabras altisonantes". Escribe el libro por la "larga experiencia de la política moderna, y una lectura continua de la que seguían los modernos". Efectivamente, Maquiavelo, antes de que los Médicis se hicieran con el poder en Florencia sirvió como funcionario primero, como secretario de la cancillería de Asuntos Exteriores y de Guerra después, y finalmente, como diplomático. Y en cuanto a la continua lectura a la que hace referencia es innegable la gran cultura de la historia y de la cultura clásica de la que hace alarde en esta obra. Menéndez Pelayo afirmaba que "como político y como hombre, me es del todo antipático, pero le admiro y venero como escritor". Maquiavelo, además de El Príncipe, escribió obras sobre historia, sobre el arte de la guerra y teatro, entre las que destaca La Mandrágora.
La obra de la que hablamos es un libro doctrinal dedicado a los príncipes italianos, que con tanta frecuencia perdían sus tierras por conquistas extranjeras o revolucioones internas. El hilo conductor de toda la obra es que más allá de toda moralidad, el príncipe debe conservar su principado y procurarle bienestar. En efecto, el príncipe debe estar dispuesto a obrar contra la caridad, contra la humanidad (no digamos contra la fe o la religión) si el fin así lo requiere. Con estos presupuestos se entiende que ante la disyuntiva de si es preferible para el príncipe ser amado o temido, opte por la segunda, pues "los hombres ofenden antes al que aman que al que temen". También se entiende que ante la cuestión de si los hombres deben ser fieles a sus tratados (capítulo XVIII) afirme que " La experiencia de estos tiempos nos demuestra que entre los que más se han distinguido por sus hazañas y prósperos sucesos, hay muy pocos que hayan hecho caso de la buena fe o que escrupulizaran de engañar a otros cuando les tenía cuenta y podían hacerlo impunemente".
La astucia es una de las grandes virtudes de las que debe estar adornado el príncipe, así, "si las potencias que están en guerra no pueden inspirarte temor, sea quien quiera el que venza, la prudencia te aconsejará igualmente que te declares a favor de una de ellas; pues de esta manera concurrirás a la ruina la otra, sirviéndote de auxiliar la primera". Y el príncipe, que siempre debe velar por su posición, ha de tener en cuenta que "si el partido principal, sea el pueblo, el ejército o la nobleza, que os parece más útil y más conveniente para la conservación de vuestra dignidad está corrompido, debéis seguirle el humor y disculparlo. En tal caso, la honradez y la virtud son perniciosas".
Junto a estas y otras muchas reflexiones de tanta repercusión ética, Maquiavelo desciende a detalles más prácticos (todo en este libro son consejos prácticos) sin repercusiones morales tan directas; por eso recomienda el desuso de mercenarios, práctica habitual en la época, y aconseja las tropas nacionales, ¿qué debe hacer un príncipe con sus milicias en tiempos de paz?, la importancia de ocultar los defectos y mostrar las virtudes, cómo hacerse estimar por el pueblo y un largo etcétera. Todo esto salpicado de una avasalladora erudición, de ejemplos de clásicos y modernos de grandes hombres, también basado en su experiencia personal.
Es hora de sacar conclusiones. decía al principio que El Príncipe es uno de los libro que más han influido en la historia de la humanidad. No dije por desgracia, pero lo digo ahora. Su actualidad es tal que algunos políticos explícitamente han dicho que éste es su libro de cabecera. Otros no lo dicen, pero por su forma de actuar, parece que lo tienen como tal: ¿Se puede justificar una guerra y apoyarla moralmente por los beneficios que nos pueden reportar? ¿Se puede acabar con un mal, por ejemplo, el terrorismo, mediante la manipulación, la mentira o cediendo al chantaje? ¿Es lícito mentir si así el pueblo nos va a dar su voto y "confianza"? ¿Si el pueblo pide lo que no hace su dignidad el gobernante debe concedérselo para tenerlo contento? Según Maquiavelo, la respuesta a todas estas preguntas es "sí". En mi modesta opinión, no.
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4 comentarios:
Artemi, he vuelto al blog y a la poesía, y para hacerlo bien he vuelto a tu blog. Lo encuentro más vivo que nunca, es increíble. Te mereces algo.
Es comprensible que hayas quitado mi link, el primero que pusiste. Sabré cómo poner el tuyo en el mío.
Todo se te agradecerá.
Si no te acuerdas de mí, estuvimos en Roma en Semana Santa. Mi blog es www.ultimocielorojo.blogspot.com
Saludos y ánimo.
Claro que me acuerdo, ahora mismo te hago el link y visito tu blog. Un abrazo,
Artemi
Muy bueno el texto que le dedicas al ibro... yo me lo pensab aleer, porque alguien me habló de él, creo que fue Nacho Perlado... ya me lo leeré. Y Jesús, una suerte que hayas vuelto al blog, que ya se necesitaba jejeje
Sin duda maquiavelo tiene unos principios un poco... asi.
tiene pensamientos egoistas, se ve en este libro, cuando dice que es mejor mentir para dar a tu pueblo un voto de confianza.
Según mis principios, la verdad por delante que es como más a gusto quedas luego
no?
taitotean
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