domingo, diciembre 13, 2009

Hace unos días cayó en mis manos una peonza. Poco después, en un bar, vi una postal que anunciaba no sé qué y que tenía como motivo unas peonzas. En ambas ocasiones me acordé de las horas que le eché en mi infancia a este mágico instrumento. En el dorso de la postal escribí este poema. Como comprenderéis, debo revisarlo.
Peonza mágica, símbolo
De casi todas las cosas.
Bailarina alegre e inquieta,
Bala ávida de vida,
Curva serena.
Tienes el olor de la tierra
Y tu tacto me recuerda
Otras primaveras.
Te creó, peonza, el carpintero,
Metáfora de todas las cosas,
Tú evocas mejor que nadie
Las estiradas tardes de agosto
De nuestra infancia de aceras,
Nos traías el olor de los bosques,
El sonido del viento,
La violencia de las piedras
Y arrullos suaves de arena.

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