domingo, febrero 14, 2010

Otra experiencia pedagógica: La otra gente, de Pedro Antonio Urbina

Sabía que era un riesgo, pero me lancé. Mandé a mis alumnos de 1º de bachillerato comprar La Otra Gente, de Pedro Antonio Urbina (Fundación de Cultura Andaluza, Númenor, Sevilla 2007). Llamé a Fidel Villegas, le pedí los libros. Llegaron. La idea era leer los cuentos en clase e ir coméntándolos. Me encontraba con varias dificultades (o eso creía):
1º El género del cuento no es el más leído, y menos entre chicos de 16-17 años.
2º Los cuentos de PAU son muy poco narrativos y muy líricos.
3º En una clase de 35 alumnos sospechaba que les iba a costar ir hablando de los cuentos que íbamos leyendo con naturalidad; ya sabéis la timidez que a veces impide expresar lo que se siente con ciertas edades.
y 4º Pensba que podía no gustarles el libro, por su lirismo (una vez un padre me aconsejó, y sabiamente, que tenía que entrarles a los chicos más por lo lúdico que por lo lírico).
Y comenzamos a leer. Y al terminar el primer cuento, después de varias intervenciones (primer obstáculo superado) entendimos todos que nos enfrentábamos a un libro de carácter iniciático. Buena lectura. Y seguimos leyendo. Y aparecieron los grandes temas de la litertura: la muerte, el amor, el dolor, la alegría... Uno de los cuentos que más les gustó fue "El Payaso" (como veis, tienen buen gusto mis alumnos). También "los cangrejos", "Luz de cerilla" (son bastante románticos) y un largo etcétera. Pero sin duda, el que generó más entusiasmo fue el del señor Butifarrón: "El paseo de los plátanos". Y es que, por lo visto, es muy común a todos nosotros no valorar lo que tenemos hasta que desaparece...
Después de las lectura, les pedí que me escribieran en un folio una reseña del libro. El entusiasmo que ha producido en casi todos los alumnos la lectura de estos cuentos tan geniales me ha hecho pensar que quizás no me doy cuenta de que la buena literatura, aunque no sea fácil, es la que hay que acercar a los jóvenes lectores y dejarse de libritos facilones y simples, que si quiero animar a leer a mis alumnos, tengo que invitarles a leer lo mejor, porque no son nada tontos y lo saben apreciar, y disfrutar. Ellos me han dado una lección. Y aquí dejo esta experiencia por si a alguno le sirve.

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